2 metros de distancia
Pensad en alguien que se equivocó de tiempo. Ahora pensad en alguien que se equivocó de tiempo, en un idioma extranjero y a 9500 km de su casa. Bueno, les presento a Camila.
Camila es brasileña del interior de São Paulo, fotógrafa, productora y amante de la música, el arte, la cultura. Le gusta la gente, ¿sabéis? Nieta de doña Olga, otra mujer llena de pasiones, creció viendo a su abuela tocar el acordeón, el teclado y grabar momentos familiares con la cámara que siempre tenia en sus manos.
Ya adulta y con una maleta llena de recuerdos revelados al son de "Asa Branca", Camila se dirigió a la gran ciudad para estudiar periodismo y de repente asumir el puesto de Fátima Bernardes, ¿por qué no? Pero rápidamente se dio cuenta de que era detrás de otra cámara donde realmente quería estar. Pronto comenzó a producir proyectos fotográficos y culturales, acumulando 10 años de experiencia como fotógrafa y, a mediados de 2019, surgió la oportunidad de mudarse a Londres gracias a la invitación de un fotógrafo con el que ya había estado trabajando a distancia. Perfecto, ¿verdad?
Se ocupó de la documentación, alquiló su apartamento, empacó lo que necesitaba y compró el billete. Todo estaba listo. La fecha de embarque estaba programada para el 15 de marzo de 2020. Vamos, va a ser genial: Big Ben, London Eye, conocer gente nueva... ¿Espera, dijiste marzo de 2020?
Así es, Camila llegó a la tierra de la reina, Dios la tenga en su gloria, solo días antes del confinamiento. ¡Qué mal momento! El entusiasmo de mudarse a otro país pronto se convirtió en aburrimiento y, en lugar de relacionarse con extranjeros, su compañía era la de Luiz Gonzaga y su voz nasal cantando: “Muchas leguas hoy, en triste soledad”.
Solo podía salir una vez al día, ya fuera para ir al mercado, a la farmacia o dar un paseo por la manzana. Era una primavera calurosa y soleada, un evento que no se repetiría en los años siguientes, y aprovechaba estos paseos para desconectar y también para conocer lo poco que le estaba permitido de la ciudad. Durante uno de estos paseos, sintiendo la necesidad de hacer algo creativo para mantener su salud mental, tuvo una idea para un nuevo proyecto: ¿qué pasaría si fotografiara a sus vecinos en sus puertas, manteniendo una distancia de 2 metros covid safe?
Sería una gran oportunidad para ella ocuparse en este momento en el que casi nada pasaba, interactuar con nuevas personas, además de ducomentar un momento histórico. Menos de un mes después de su llegada, se vistió con confianza, presentó su proyecto a través del grupo de Whatsapp del barrio, Para su sorpresa, uno a uno, los vecinos se fueron embarcando en la idea.
El proyecto “Two Meters Apart Portrait Project” registró a 14 vecinos frente a sus casas con puertas de colores sosteniendo un objeto que representaba este momento de aislamiento y la rutina durante el confinamiento. Había gente llevándose su perro, el ordenador, comida enlatada y posando en zapatillas, un clásico. Camila también aprovechó las reuniones para preguntarles cuál había sido el mayor aprendizaje desde el inicio de la pandemia y escuchaba las historias con el oído atento y el corazón abierto. Fue su forma de comprender cómo sería fotografiar a personas en Inglaterra, casi como un ensayo.
De este proyecto nacieron conexiones genuinas e incluso una invitación para una barbacoa en verano cuando se relajaron las restricciones. Conquistó a los ingleses con su manera relajada, su amplia sonrisa y su real interés. Bromea diciendo que, detrás de la forma de ser seria, los ingleses son gente como nosotros y concluye que este proyecto difícilmente hubría sido viable en otro momento.
¡Qué momento oportuno!