Sólo sabemos cómo será, siendo
¿Quién nunca ha soñado con viajar alrededor del mundo? ¿Descubrir tantos lugares, comidas, culturas, los seis continentes? Éste siempre fue el sueño de Lígia.
Lígia nació y creció en Taubaté, en el interior de São Paulo, y desde pequeña le encantó viajar. Cada viaje a Ubatuba era como una aventura, y los días de sol (o de lluvia, la mayoría de las veces 'risas') se convertían en historias inolvidables en su memoria. ¿Qué habría más allá de la Praia do Félix, allí detrás de las rocas donde rompen las olas y el verde transparente se convierte en espuma?
Durante años esta pregunta martilleó en su cabeza y, a medida que creció, se hizo más segura de que los alrededores del Vale do Paraíba eran demasiado pequeños para ella.
Ya adulta y licenciada en periodismo, su primer gran viaje se hizo realidad. Junto a su novio Ulisses, ahora digno esposo, planearon un viaje de mochileros por Sudamérica, recorrieron distintos lugares cargando con algunas mudas de ropa, una cámara aún de muy baja tecnología y un fuerte deseo de registrar cada minuto de aquella experiencia. Cada recorrido, restaurante y alojamiento fueron cuidadosamente documentados y se convirtieron en los primeros textos escritos por Lígia y publicados en la red social del momento.
De su amor por la escritura y sus ganas de compartir con amigos y familiares todo lo increíble que iba descubriendo, nació sin pretensiones el blog Vamos Fugir.
Cada nuevo viaje era un placer. Pensar en el itinerario, organizar los billetes, estudiar el destino, visitar diferentes lugares y luego llenar las páginas del blog con consejos frescos e interesantes se convirtió en un hobby que perseguía con todo su compromiso e ilusión.
La vida siguió, aparecieron otros viajes y esa vocecita seguía susurrando “¿y la vuelta al mundo, Li?”
En medio de la rutina diaria, los trabajos formales, la financiación del departamento recién comprado y las responsabilidades de la vida adulta, renunciar a todo para viajar le parecía una locura, pero ya no podía quedarse. La solución entonces fue vestirse con ropa de cambio y partir hacia Australia... lo que la pareja no sabía era que esto sería sólo el comienzo de la aventura.
Los ocho meses de intercambio se convirtieron en 5 años, los trabajos formales se convirtieron en trabajos temporales, el hobby se convirtió en profesión.
En ese momento Instagram ya estaba en auge y a Lígia le encantaba compartir su nueva vida con sus seguidores que poco a poco iban creciendo. Cada día llegaba gente nueva, fascinada por la playa paradisíaca del otro lado del mundo, con ganas de hacer lo mismo que nuestra pareja viajera. Surgieron preguntas como “¿cómo inmigrar?”, “¿cuál es el costo de vida?”, ¿es posible trabajar y estudiar al mismo tiempo?”, y Lígia vio estas preguntas como una oportunidad para aumentar aún más su presencia en línea.
Sintiéndome como la misma Glória Maria, el siguiente paso fue crear un canal de YouTube para crear contenido más profundo e informativo donde ella respondiera todas esas preguntas. Fue entonces cuando su pasión por viajar empezó a hacerle ganar sus primeros dólares. Cerró alianzas con oficinas de inmigración, cadenas hoteleras y empresas de turismo. Y con eso, ¿adivinen qué vocecita volvió gritando a todo volumen?
Si había un momento adecuado para viajar alrededor del mundo, ese era ahora. Con la pareja trabajando remotamente y Vamos Fugir despegando, todo estaba perfectamente alineado para lanzarse al mundo.
A pesar de la emoción de ver su sueño tan cerca de convertirse en realidad, había mucho miedo y mariposas en el estómago. Todo lo que habían logrado hasta ahora estaba completamente relacionado con la vida en Australia. ¿Perderían a todos sus seguidores y con ello la posibilidad de asociarse y nuevos contratos? Tenían mucho que perder, pero perder su gran oportunidad de explorar el mundo parecía aún más aterrador.
El gran proyecto alrededor del mundo comenzó en enero de 2021 cuando regresaron a Brasil. La vida nómada comenzó con nueve meses de lentos viajes por todo el país y fue todo lo que ella siempre había soñado. Los temores que existían se fueron disipando a medida que el trabajo daba frutos, al mismo tiempo aparecían nuevos desafíos.
El trabajo se convirtió en vida y la vida se convirtió en trabajo. Un delicioso restaurante en la arena de Bahía sabía a camarones con aceite de palma y además publicó fotos, grabaciones, videos editados y un cuadro de preguntas. Una avalancha de tareas que les preparó para la nueva etapa del viaje, una larga estancia en Asia. Ella no podía esperar.
Los primeros meses fueron perfectos. Cada templo, cada playa de arena blanca, cada “mira el color de esta agua”, cada nuevo condimento, reforzó la decisión acertada de entrar al mundo. Cada nuevo idioma, cada cambio de tipo de cambio, cada cambio de hotel, le arrojaba a la cara los enormes desafíos de la vida que tanto había soñado.
Viajar a tiempo completo y trabajar al mismo tiempo estaba pasando factura. Fueron ocho meses sin un día libre. Las giras, que aún así eran maravillosas, tuvieron que ser tan bien estudiadas y grabadas que apenas quedaba tiempo para disfrutarlas. El trabajo de edición, guión y planificación se realizó en habitaciones de hotel sin estructura alguna o en cafés ruidosos, a menudo a altas horas de la noche. Cada nuevo destino tenía búsquedas incesantes de alianzas y patrocinios, más negociaciones. Lígia estaba agotada y le costaba mucho admitir que tal vez ya no era tan feliz. ¿Cómo fue posible que finalmente estuvieras cumpliendo el sueño de tu vida y no sentirte feliz?
La verdad es que sólo sabemos cómo será siendo. Estos años como nómada digital le confirmaron muchas verdades. Confirmó su pasión por viajar y compartir aventuras, reforzó su vena emprendedora de hacer que las cosas sucedan, demostró que siempre es posible empezar de nuevo y también que todo lo que necesitamos realmente cabe dentro de una mochila. Por otro lado, demostró que se extraña mucho la rutina que tanto luchó por romper, que el café Pilão tal vez no sea el mejor pero sí el más reconfortante, y que viajar con algo a lo que regresar hace que todo tenga más sentido. Lígia tuvo que explorar el mundo para redescubrir su hogar.
Hoy de regreso a su ciudad natal, el plan de la pareja es seguir viajando y trabajando en la creación de contenidos, pero de forma más pausada, con una base fija a la que llamar hogar. Una rutina que incluye comida casera, un reality show de dudosa calidad por las noches y una almohada que no te da dolor de cuello… hasta que una vocecita vuelve a sonar la bocina en tu cabeza, ¿quién sabe?